El Adelantado de Segovia
ABELLA
En puertas de cumplir 50 años en El Adelantado de Segovia, comienzo una nueva etapa de artículos. El primero es obligado por el fallecimiento de José Antonio Abella.
Escribir duele, aunque casi siempre suele llevarme a un final feliz. Hoy todo es dolor y no encuentro hueco para el placer ni remedio para la pena; hoy, sangro por la herida en cada palabra que escribo para compartir con los lectores de mi periódico mi quebranto por la muerte de José Antonio Abella, amigo del alma, hombre bueno y cabal, médico de Primaria, escritor de primera (muy fecundo y muy premiado), escultor de la trashumancia, artista pleno.
Segoviano de corazón y sin estridencias, durante décadas he seguido sus pasos, he aprendido de sus actos, admirado sus obras y sentido su apoyo en mis momentos más cruciales; como bálsamo para mi herida, me llevó de la mano por la senda íntima de San Juan de la Cruz. Gracias.
Me estimuló a escribir y a publicar mejor, corrigió mis borradores, criticó a priori mis defectos en privado y editó mi libro más doliente, «Cayo es mortal»; recientemente, me confió su libro póstumo, «Un sujeto afortunado», «a publicar cuando ya no esté», me dijo.
Me identifico sin fisuras con los valores éticos y estéticos que alumbraron su vida, con sus actitudes solidarias y con su firmeza frente la injusticia. Abella ha sido -es, pues su ejemplo y su obra quedan- un ser especial y a la vez muy sencillo, de esos que, con su simple presencia, nos alientan a ser más buenos y a buscar la excelencia en los proyectos que afrontamos.
Me siento «un sujeto afortunado» al haber podido compartir con él vivencias importantes y gozar de su amistad. Sé que, a partir de ahora, voy a sentirme más solo en el camino.

Escucha el homenaje a José Antonio Abella en Vive Segovia Radio: AQUÍ.