El Adelantado de Segovia
DE MOMENTO, UN SACO DE CEMENTO
Las frases que se hacen hueco en el leguaje de un colectivo han de tener fundamento y luego ser acogidas por el personal, igual que pasa con las coplas: “Hasta que el pueblo las canta, las coplas, coplas no son”. El titular del artículo lleva dentro un argumento de peso, el cemento, ese material que a priori puede parecer prosaico; sin embargo, es vital para el trabajo y el progreso.
A veces, echo mano de poemas para hilvanar estas líneas, pero no todo va a ser rimar versos y filosofar, también hay que comer, y con las cosas de comer no se juega, La receta de hoy es muy clara: «de momento, un saco de cemento», porque detrás del «portland» hay mucha comida en juego.
La frase es en sí misma una metáfora optimista, que invita a arremangase y a funcionar con entusiasmo, a todos. Es cotidiana entre los trabajadores de la construcción, sector que siempre mueve a la economía y al empleo. Recordemos una máxima incuestionable: «Cuando la construcción va, todo va», va la producción, va el consumo, van las cuentas públicas, va el estado de bienestar… Ese movimiento lo hace posible el transporte.
Dicen que, en los últimos años, el turismo y las exportaciones están tirando de la economía, y que aparecen nuevos nichos de desarrollo unidos al mundo digital, es cierto, pero no todos vamos a ser funcionarios, informáticos, diseñadores gráficos o youtuber. Desgraciadamente, las cifras del consumo del cemento se han movido muy poco desde su desplome en la crisis de 2008, ni en España ni en Segovia, porque la obra pública y la construcción no levantan cabeza, a pesar del evidente déficit de infraestructuras y viviendas.
La vida ha querido que, en la actualidad, me toquen responsabilidades en el mundo de la empresa y el transporte. Desde aquí, apuesto sin tibiezas por el cemento. Por supuesto que quiero una Segovia verde, culta y elegante, ¡cómo no!, pero no vacía de sangre joven, anclada en el pasado ni acogotada por el monocultivo del turismo, y poco más.
Por eso pido a las Administraciones competentes muchas toneladas de cemento: para cerrar la SG-20, y así descargar de tráfico y presión a esta ciudad Patrimonio de la Humanidad; también, para desdoblar la carretera N-110, desde Plasencia a Soria, altamente peligrosa, y ensanchar el vial de comunicación entre los tres polígonos de la ciudad (Cerro, Acueducto y Hontoria); además, para construir variantes y soluciones en muchas travesías de los pueblos (Santa María de Nieva, Turégano, Veganzones, Cabezuela, Cantalejo, Fuentepelayo, Fuenterrebollo…), con el fin de descargar de tráfico ajeno sus cascos urbanos. La Junta ha anunciado un programa de humanización para cuatro travesías. Vale.
Si se trata de mejorar la vida de una población marcada por el paso de una carretera, la primera es San Rafael, aunque para solucionar este conflicto no hace falta ningún saco de cemento, pues la variante ya está hecha (la AP-6), ahora sólo es necesario meter obligatoriamente todo el trafico pesado por la autopista, como en Guadarrama, y además colocar en las cabinas de peaje unos carteles iguales a los que ahora hay en la variante de la AP-7, a la altura de Alicante: LIBRE DE PEAJE. PASE SIN PARAR.
Desde 2018, hay muchos kilómetros de autopistas de España liberados: la AP-7 (272 kilómetros), la AP-2 (500 kilómetros), la AP-1 (84 kilómetros), la AP-4 (Sevilla-Cádiz). En 2021, se eliminaron tramos de peaje en la AP-2, entre Zaragoza y El Vendrel, y en la AP-7 entre Tarragona y La Junquera, y entre Montmeló y el Papiol. Un tramo de la R-2, entre Alcalá de Henares y Marchamalo (Guadalajara), en enero de 2022. Hay más: Huerna (AP-66) entre León y Asturias, la AP-9 en Galicia…
El ansiado final del peaje de la autopista para los segovianos es un acto de justicia, después de sesenta años de pagar proporcionalmente más que nadie. Esta barrera, en la actualidad, castiga económicamente el desarrollo de Segovia, por agravio comparativo con otras provincias de la periferia de Madrid, que entran y salen de la capital de España sin pagar un solo euro. Nosotros sí, y muchos. Además, con esta solución, la población de San Rafael recuperaría bienestar y se vería liberada de accidentes y de un peligro constante.
Son necesarios muchos sacos de cemento para afrontar la obra pública que falta en Segovia, que da trabajo a corto plazo y desarrollo siempre; para las infraestructuras de comunicación pendientes, que redundan notablemente en seguridad vial y calidad de vida; para el desarrollo industrial olvidado, que crea empleo y fija población en Segovia; para construir vivienda pública, ese derecho constitucional al que muchos jóvenes y trabajadores no pueden acceder, ni en compra ni en alquiler. Toneladas y toneladas de cemento para impulsar el proyecto industrial del puerto seco de Prado del Hoyo y de los polígonos de la provincia, si es que la Junta no se descuelga del plan de fomento anunciado hace unos meses en Segovia, por el entonces consejero de Industria, junto al presidente de FES. Este plan puede y debe generar grandes frutos sociales y económicos.
Cemento de primera calidad y un plan integral para rehabilitar las viviendas y edificios que en el casco antiguo y en algunos barrios van camino de la ruina, y para recuperar el uso social, sanitario y cultural de inmuebles emblemáticos: hospital Policlínico, teatro Cervantes, palacio Mansilla, colegio de las Jesuitinas, Magisterio, los Juzgados, el INSS…
¡Más madera! La moverá el transporte y, de momento, un saco de cemento.
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