A Jesús Torres, el cura que nació hace 79 años en Pinillos de Polendos, la actividad le recarga de energía. Varias veces le han impactado muy duro las enfermedades, pero no sé cómo se las apaña para restablecerse, pues siempre recupera la salud y el vitalismo como impulsado por un muelle. En la actualidad, atiende varias parroquias de la provincia; también, ejerce de misionero entre Segovia y Mozambique, donde pasó 27 años (22 en Beira y 5 en Sabie). Tras regresar a Segovia en 2012, su compromiso africano continúa vivo y acude cuando puede a revisar los proyectos permanentes de cooperación (puestos de asistencia médica y escuelas), además de ayudar en catástrofes periódicas. En su día, la Obra Social y Cultural de “Caja Segovia” apoyó su labor humanitaria y le distinguió como “segoviano solidario”.
A lo largo de 54 años de sacerdocio, ha pasado por diversos pueblos segovianos y barrios de la ciudad. En todos ellos ha sembrado amistad, de modo que son muchas las personas identificadas con su trabajo y su sentimiento misionero. Los tiempos cambian y algunos de los que estamos a su lado le hemos convencido para dar formato legal a esta relación natural, a través de una organización no gubernamental, que hemos registrado como Kupfunana ONG, palabra muy gráfica del dialecto changana, ya conocida por muchos segovianos, así como su traducción al castellano: “Ayudarse unos a otros”.
Los trámites primeros ya están concluidos, gracias a la incorporación al proyecto de Vicente García Sanz, un buen samaritano que se mueve bien con los papeles, Internet y las gestiones burocráticas. Al mismo tiempo y con idénticos objetivos, el grupo de trabajo de Sabie está gestionando la constitución de Kupfunana Mozambique ONG. Ambas asociaciones trabajarán coordinadas.
En esta primera fase nos estamos moviendo algunos de los que, en distintas ocasiones, hemos tenido la dicha de haber acompañado o visitado a Jesus Torres en Mozambique. Todos, sin excepción, regresamos en su día a Segovia cambiados, tras nuestras respectivas experiencias. Allí comprendimos pronto que la clave de la cooperación no está en hacer grandes cosas para la gente, pero sí todo con la gente. Aprendimos también que África tiene nombre de mujer, y no es por casualidad: ellas son las que mantienen en pie sus humildes cabañas, aran la tierra, cuidan el ganado, crían a su prole, cargan con los niños en un capacho sobre sus espaldas, los llevan al hospital cuando enferman de malaria, recogen el agua y la leña para el hogar, sujetan la familia… África resiste, sobre todo, gracias a sus mujeres. Hay más cosas bellas y sorprendentes que fortalecen nuestro compromiso. Los niños también son distintos; aunque tengan los bolsillos vacíos, llevan la sonrisa puesta desde que el sol sale cada mañana (lixile). Y por la noche, no sé por qué, su cielo es mucho más luminoso y poblado que el de España. Tengo que volver para localizar una estrella que no me abandona
En breve, llegarán las reuniones en la que Jesús Torres comunicará los detalles de esta nueva etapa a los distintos grupos poblacionales en los que ha estado: Pinillos, El Espinar, La Estación, La Albuera, Aguilafuente, Lastras de Cuéllar, Aldea Real, Sauquillo de Cabezas y, ahora también, Madrona, Fuentemilanos, Valdeprados, Perogordo y Torredondo.
Seguramente, les explicará a sus parroquianos que el espíritu del proyecto sigue siendo el mismo, pues no se trata de recaudar muchos euros, como en un supermaratón de la tele, ni de competir con otras organizaciones para ver quién hace más cosas ni llega más lejos, sino de juntar personas, que ya nos conocemos desde hace muchos años, cuyos lazos de amistad debemos reafirmar, así como nuestro compromiso, aquí y allá, con aquellas personas que nos necesitan. También nosotros necesitamos de ellas. Esto último lo va descubriendo luego cada uno, poco a poco. Eso es Kupfunana.
Recordemos que la esencia de esta palabra tiene un sentido recíproco: “ayudarse unos a otros”; o sea, que “quien necesita algo debe pedirlo y dejarse ayudar, y quien tiene algo que dar, debe darlo, sin humillar a quien lo recibe”. Algo similar decía Antonio Machado sobre el sentimiento solidario de la cultura y el saber: “Sólo se pierde cuando se guarda, sólo se gana cuando se da”.
Es obvio que Kupfunana tampoco es un proyecto exclusivo para Mozambique. Seguramente, muchos tenemos un kupfunana cerca, pendiente de atender.
En cuanto a Jesús Torres, sobre cuya salud me preguntan a menudo amigos comunes, les comento aquí que por San Cristóbal bailó con los transportistas de Asetra, en la misa del Centro de Transportes, y este jueves en la fiesta de Santiago, de Fuentemilanos. Si baila la jota con salero, es que está sano
Jesus Torres Bravo, un nombre con sus dos apellidos, dicho así para quien no lo conozca, un nombre como cualquier otro, pero Jesús es un cura, misionero, amante de la solidaridad, como lo ha demostrado con sus 27 años como misionero y como llevar el sacerdocio aquí con nosotros, por la provincia de Segovia. No se si por encima de nuestras cabezas hay un Dios, pero muchas veces me pregunto: Que si lo hay, es este Jesús!
Me parece bien. Te empuja parentesco, conocer de cerca a tu primo y haber estado en Mozambique. De allí volviste cambiado, como todos. Un abrazo.
Aún queda gente altruista, que no habla, sino actúa. Siempre que leo noticias de este señor, realzan su labor humanitaria y pastoral. Ojalá hubiera otros muchos Jesús.
kANIMAMBO, otra palabra en changana que aprendí. Muchas gracias por toda tu información Juan Andrés, ahí estoy para lo que pueda echar una mano, siempre te lo he dicho. Y en cuanto a la fuerza de Jesús, tiene a alguien que es el mejor protector a su lado. Le cuida porque nos sigue haciendo todavía mucha falta. Pasa buen día .
Por lo que leo en Internet,“Kanimambo“ significa “gracias“ en lengua changana, y refleja la búsqueda de personajes marcados por el estigma de las guerras, la pobreza y la enfermedad, presentándonos a hombres y mujeres convertidos en héroes de lo cotidiano y cuyo único objetivo es luchar por conseguir una vida mejor. Tenemos mucho que aprender de los Changanas.
Bueno, pues aquí estamos para arrimar el hombro. Ya nos iréis contando.
Las mujeres en Africa y otras partes del mundo parece que sin la sal de la tierra y las que empuban la vida y los hijos.