El Adelantado de Segovia

CALLE REAL

Juan Andrés Saiz Garrido

Me lo dijo Pablito hace tiempo: «Apaga el ordenador, padre, y cierra Internet, la vida está en la calle». Por una vez, mi hijo pequeño tenía razón, Internet es una ficción digital del mundo, dentro de una pantalla, la calle es real.

En mi pueblo, cada vez menos, vivo en la calle Real; en Segovia, donde estoy muy a gusto, casi también. Desde mi refugio en la callejuela del Rastrillo, con cuatro pasos me planto en ella, a través de la Judería. Desde la plazuela del Corpus hasta la iglesia de San Martín, bajo con los ojos bien abiertos para lanzar, recibir y devolver miradas de afecto con otras personas, pues en la calle los ojos hablan y comunican sentimientos. En este escueto recorrido, suelo tardar más de media hora, ya que siempre me paro a charlar con alguien cercano, a fin de intercambiar cariño.

En San Martín, antes de entrar al Torreón de Lozoya, me siento en uno de los bancos y reviso mentalmente ese río de almas que sube y baja, desde hace muchos siglos: vetones, romanos, godos, musulmanes, judíos, cristianos, borgoñones, trastámaras, austrias, borbones, franceses invasores…

Por esa calle bajaron a rastras al procurador Tordesillas; a cambio, el comunero Juan Bravo organizó la defensa de la ciudad; ahora, tengo su estatua al lado. Por la calle Real han transitado San Juan de la Cruz y Santa Teresa, Emiliano Barral y Aniceto Marinas, María Zambrano y Antonio Machado, Sofía Loren y Orson Welles, y el maestro Agapito Marazuela. Ellos, y muchos más, han dejado su impronta en esta arteria humana, que une las dos ágoras de Segovia: el Azoguejo y la plaza Mayor. ¡Cómo no voy a quererte!

Ahora, con el buen tiempo, suben en tropel miles y miles de turistas, entremedias de vecinos y gentes de toda condición; en fin, «to quisque». Y hay que mantenerla limpia. Lo canta el Mester: «Barre la calle / que va a pasar por ella / Cristo y su madre». Así que me pregunto, de quién es la calle.

Cuentan los Stopa que, durante el rodaje de un vídeo para su tercer álbum, tuvieron que apartar a un niño de diez años que estaba en medio del plató callejero, y éste contestó: ¿La calle es tuya?

Mi calle Real es de todos.