Vaya adónde vaya, cuando saco a relucir mi origen y la charla se alarga, siempre surge lo bien que se come en Segovia, en especial los asados y, con ellos, una lista de mesones muy populares, que no necesitan de mi publicidad en esta crónica. El boom de los asadores famosos, en la ciudad y en algunos pueblos de la provincia, es una tarea más compleja y algo enredada ahora por los efectos del turismo de masas. Hoy escribo de lo que comen mi compañeros: los conductores de camión y autobús.

Transporte y hostelería van de la mano. En las carreteras de la provincia, hay una buena oferta de establecimientos en los que se puede comer muy bien y barato, cuya mejor publicidad es que haya camiones aparcados en la entrada. Citaré a los que conozco y a otros que me apuntan algunos compañeros. Son muy buenos asesores, pues es obvio que, con los años, se madura el paladar, a fuerza de probar los productos de muchas cocinas y diferentes tipos de comida; esto implica, además, un sexto sentido para conjugar calidad y precio.

Hoy día, los conductores llevan en la cabina agua fresca, frutos secos y alguna pieza de fruta; o sea, que no llegan muertos de hambre ni de sed al parador. Una vez en la campa elegida, valoran mucho el acceso y las medidas de seguridad para su vehículo; dentro del establecimiento, agradecen la limpieza de los aseos, el trato amable del personal y el cocinado casero, sin excesos de cantidades ni demora en el tiempo del servicio; así pues, “comer como un camionero”, ya no es una expresión peyorativa. Nunca lo fue y ahora menos. En la vida, y de manera especial en la carretera, el conductor de un camión y de un autocar es un profesional de respeto, que aprende cada día algo nuevo y, sobre todo, sabe dónde ha de parar para comer bien. Para el resto de los conductores, divisar camiones aparcados junto a un parador de carretera los pondrá ante un buen menú del casero (dos platos, a elegir entre varios primeros y segundos, bebida, y postre o café), por un precio que se mueve en la franja de los 12 a los 15 euros, los días laborables, y un poco más los fines de semana, con productos más especiales.

En la N1, la primera referencia es AB. A de Alonso y B de Boceguillas, en el pk 116. Abierto y atendido por la misma familia desde hace 43 años. En el menú diario (15 euros) hay días que van algunas de sus especialidades; el cochifrito y el pollo al ajillo. Ángel Alonso (segunda generación), dice que los camiones tiene preferencia en la amplia campa de aparcamiento, y sus conductores en el comedor.

También en Boceguillas está el hostal Rya, que tiene menú casero a 13 euros, de lunes a viernes. En su campa duermen muchas noches 20 camiones.

Cerca está el Cardenal Cisneros, abierto desde hace 32 años por la familia García. Menú diario a 14 euros, cierra los martes, está especializado en guisos y ofrece buen aparcamiento. Fernando se queja de la falta de relevo y, en la actualidad, baraja varias opciones para vender el mesón, con todos los permisos. ¡Suerte!

En la Nacional 110, carretera de Soria, inmersos el la “ruta del cordero”, que es otra historia, hay dos comedores de carretera en los que paran los camiones segovianos, principalmente de lunes a viernes, ya que los fines de semana entran en el circuito turístico de la sierra. La Matita está en Collado Hermoso; gestionada por la misma familia, desde hace 35 años, conserva desde sus inicios buena clientela del camión. El menú durante los días laborables es de 13 euros. El hostal La Cerca está algo más adelante, en Arcones. Lleva abierto desde 1986. El menú semanal cuesta 14 euros. Los asados son de encargo, preferentemente para los fines de semana.

En la autovía de Pinares A-601, hay dos paradores de referencia: La Zamorana de Gomezserracín y el Área de Navalmanzano. La Zamorana es negocio familiar que lleva abierto 23 años. Tiene menú a 14 euros, amplio comedor y también trabaja mucho las raciones y los bocadillos de la cafetería. Aparcamiento para camiones con vigilante.

El área de servicio de Navatrans, en la salida 80, es como un gran oasis en medio de la Segovia vaciada, así de gráfico lo define Jaime, su director, que resalta el espíritu de servicio público del conjunto: comedor y cafetería climatizados, tienda, duchas, gasolinera con 10 surtidores, recarga de gas y eléctrica, túnel de lavado, campa gratuita de aparcamiento asfaltado para un centenar de vehículos. Cocina abierta desde las ocho de la mañana hasta las diez y veinte de la noche. Menú a 14 euros. Entre los cinco primeros siempre hay un plato de cuchara; de los cinco segundos, uno es de carne y dos de pescado. Los viernes, paella; los martes, cocido. Hay días que tienen que dar tres turnos. Algunas noches duermen 50 camiones en el aparcamiento, gratuito y vigilado por cámaras. A las 6,30 de la mañana, ya hay en la puerta de la cafetería conductores que han hecho noche en la campa y vecinos de los pueblos de alrededor ¡Bendito oasis!