El Adelantado de Segovia. Crónicas del Sentimiento. Leer es un placer, una fuente inagotable de conocimiento, un camino por el que la mente viaja hacia la libertad, es el medio esencial para la difusión de la cultura, la medicina que mantiene viva la salud inteletual del ser humano… ¡Más lectura, por favor!
El ritmo trepidante de los medios audiovisuales no ha acabado aún con la lectura, de momento; las mujeres resisten. El titular de la crónica no es veraz, lo he elegido como una provocación sana, pues también leemos los hombres, aunque menos.
Desde niño, confieso mi adicción a este maravilloso vicio. Cambiaba las novelas de Marcial Lafuente Estefanía en el quiosco de prensa de la Julita, de mi pueblo, y tenía trillados los libros de la biblioteca del Ayuntamiento que me dejaba sacar el señor Vicente, que siempre estaba enfadado. Después, no he parado. Los libros que he leído no pueden haberse evaporado, creo que siguen escondidos en algún rincón secreto de mi memoria; y aparecen, sin que yo me entere, cuando ven que deben guiar mis pasos, si me pierdo. Así de mágico es el mundo de los libros.
Seguramente, la mejor forma de estimular la lectura es comenzar pronto, desde abajo y con los niños. Hace unos días, concretamente el 7 de marzo, Día internacional de la lectura, bauticé en El Espinar un cuento infantil, Caloco, la niña gabarrera, que escribí con lenguaje adulto, con el fin de que los padres y madres de mi pueblo, que conocen bien la cultura gabarrera, se lo lean a sus hijos pequeños. Así comenzó mi afición a la lectura, cuando todavía no sabía leer y le pedía a mi primo Juanito que me leyera cuentos: “Chache, léeme un TBO”. Este año, la consejería de Educación de la Junta ha convocado un concurso de lectura en alto para alumnos de primaria y secundaria. ¡Bien!
Hace veinte años, con el objeto de estimular la lectura entre los alumnos, el colegio público de San José creó un club formado por madres y profesores del centro. Es el grupo lector más activo que conozco. En 2017, me invitaron a que asistiera para charlar sobre Cayo es mortal, y quedé gratamente sorprendido al ver que todas las presentes había leído el libro con detalle y planteaban sus opiniones con mucho criterio. Me consta que, para complementar sus lecturas, organizan marchas y viajes colectivos: a los fortines de la sierra de Guadarrama, a Valladolid (“El Hereje” de Delibes), a Madrid (poemario de Gloria Fuentes y Museo Naval). Recientemente, me han vuelto a llamar como uno mas de los allegados a José Antonio Abella, con el fin de hablar entre todos sobre su obra. Volví a constatar la madurez del grupo y, de nuevo, que entre la treintena de mujeres sólo queda un varón, al que el año pasado le agasajaron con un homenaje sus compañeras. La coordinadora es una profe del centro, Pilar Martinsanz.
En mi pueblo llevamos con la tertulia del Libro del mes desde 2005, primero en la biblioteca de San Rafael y luego en el restaurante El Espino de El Espinar. Tiene un aliciente especial, pues siempre rematamos con la postertulia, donde las charlas pasan a ser más divertidas, con vinos, tapas y pastas, eso que mi hermano Juanjo llama Liberatura. Veinte años de esa tertulia dan para mucho, necesitaría todo el periódico para resumirla. También son más las mujeres. Antes la llevó Alberto Martín Baró, ahora la ha retomado con entusiasmo la editora Ana G. Novak.
Laura Colmenero fue un ángel bueno que pasó por El Espinar y, entre otras muchas cosas bellas, dirigió la tertulia Libertatem, hasta que se le cruzó un cáncer canalla e imparable; de este club de lectura perviven dos grupos, uno lo dirige Elisa Yagüe, profesora del María Zambrano, que es itinerrante entre la biblioteca de El Espinar y la de San Rafael; el otro lo coordina Mari Mar Pérez, y es fijos cada mes en la biblioteca de El Espinar. Por otra parte, será este miércoles 19 la campaña anual de animación a la lectura de Ayuntamiento, Diputación y Junta, en la biblioteca municipal de El Espinar; va dirigida a niños y adultos, con un programa variado y divertido.
En la Casa de la Lectura de Segovia, sé de una muy amena que dirige David “el Irlandés”; en algunas sesiones, rematan con una comida en el figón de los Comuneros, que pilla al lado; el curso anterior leyeron y comentaros textos sobre cada uno de los pecados capitales; cayeron con gusto en la gula, pues celebraron el final de ciclo con una buena merienda en Santo Domingo de Pirón. Hay dos clubes de lectura en la biblioteca pública de Nueva Segovia. Me pilla más lejos.
El servicio de bibliobús de la Diputación es fundamental para el acceso a la lectura de 133 pueblos de la Segovia profunda; además, han creado un club on line y, al final del curso, se reúnen para comer en Brieva. Invitado por la bibliotecaria Esmeralda Arribas, el pasado martes asistí por videoconferencia a la tertulia mensual; hablamos sobre Lecciones de química, la novela de Bonnie Garmus. La conexión fue buena y la charla fluyó con rigor y sentido crítico; de nuevo, las lectoras nos ganaron por goleada a los lectores, así que no retiro el titular: sólo leen las mujeres. Si hay futuro, será de ellas. Se lo merecen.