Juan Andrés Saiz Garrido. Presidente de Asetra.
Antes, la SG de nuestras matrículas identificaba nuestra condición segoviana. Ahora, cuando transitamos por esas carreteras de Dios, a veces decimos lo mismo que El Buscón de Quevedo: “Yo, señor, soy de Segovia”. Y si entramos en harina, añadimos: “Soy de esa ciudad que tiene por emblema la elegancia y que ha resistido con pilares de firmeza el paso de los siglos. Soy de esa tierra de arrieros que han derrochado coraje de sol a sol, más allá del Guadarrama y de la ancha Castilla, hasta la mar”. Elegancia, firmeza y tesón, son parte de nuestras señas de identidad.
Dicen que todo se pega; en consecuencia, los transportistas segovianos lucimos con elegancia nuestros vehículos todos los días por España y por Europa; somos firmes y leales en el diálogo social y económico, cuando negociamos convenios laborales y contratos, y luego cumplimos los acuerdos; y trabajamos con tesón. Eso se sabe y se ve.
Agrupados en Asetra, el día a día de esta casa es servir a lo transportistas, asesorarlos bien, informarlos puntualmente de una normativa cambiante, fomentar su formación, gestionar sus asuntos con acierto, representarlos, defenderlos, anticiparnos a los conflictos, demandar avances para el sector, negociar los convenios colectivos, dialogar y colaborar con las Administraciones en los asuntos que competen al transporte y hacer balance general ante la sociedad segoviana, cada año, en nuestro Galardón Empresarial del Transporte.
En la foto general del sector podemos ver que, superadas por fin las cifras previas a la larga crisis de 2008 y la consiguiente pandemia, el transporte por carretera goza de razonable salud en nuestro entorno: hay actividad, fruto del incremento del consumo, el turismo y las exportaciones. Hay mercado y cambios a los que hay que adaptarse. Es verdad que el censo de las empresas segovianas del sector está decreciendo en número, pero, al mismo tiempo, muchas de las que se han asentado en esta nueva etapa, están creciendo notablemente en volumen de flota, plantilla y facturación.
El problema global de la falta de conductores nos afecta aquí y, con él, el envejecimiento de las plantillas, la falta de relevo generacional en las empresas y una crisis vocacional hacia esta profesión, que antes era muy atrayente y ahora no. Tenemos tarea y nos movemos, sin encontrar grandes resultados; mientras tanto, cada empresa se las apaña como puede para encontrar conductores.
También somos solidarios con los problemas estructurales que sufre la provincia: la obra pública que falta en Segovia, esa que da trabajo a corto plazo y desarrollo siempre; las infraestructuras de comunicación pendientes, que redundan notablemente en seguridad vial y en calidad de vida; el desarrollo industrial olvidado, que han de crear empleo y fijar población en Segovia, para que no se nos sigan yendo los mejores; la falta de vivienda pública, de obra nueva, a la que muchos jóvenes y trabajadores no pueden acceder; la rehabilitación nuestro patrimonio histórico e inmobiliario… Todos estos proyectos pendientes deben afrontarse por las Administraciones Públicas; cuando lleguen, los moveremos con mucho gusto los transportistas segovianos por carretera. Es nuestro trabajo. Por nosotros no va a quedar.
Hay, además, un asunto concreto que nos duele bastante: el peaje del túnel de Guadarrama y la autopista. En 1963, hace 60 años, esta extraordinaria infraestructura supuso un gran avance en comunicaciones para Segovia y el noroeste de España; sin embargo, en 2024, ese peaje es una barrera que castiga al transporte por carretera y frena el desarrollo de Segovia.
Vemos con satisfacción y envidia cómo en pocos años van desapareciendo los peajes en muchas autopistas. ¡Bien! Al mismo tiempo, toda España entra y sale de Madrid por autovías sin gastar un solo euro en peajes; los segovianos sí, y seguimos pagando más que nadie, desde 1963. Para resolver el agravio injusto y, con él, el conflicto de seguridad que implica la travesía de San Rafael, basta con liberalizar pronto esta infraestructura, para el transporte profesional y para todos. ¡Gratuidad de la AP-6 ya!
Por supuesto que se puede consegir, cuando se tiene voluntad. Según publica el propio ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible, el 29 de octubre en su página oficial, “el Consejo de Ministros ha acordado elevar el techo de gasto para financiar la mejora de las bonificaciones a los vehículos pesados de la AP-66 entre Campomanes, en Asturias, y La Magdalena, en León.
Se trata de un paso previo para la tramitación y aprobación del Real Decreto que permitirá incrementar al 60% la rebaja de los peajes a los vehículos pesados, pues actualmente está en el 40%. Todos los vehículos pesados tendrán derecho a esta nueva bonificación, independientemente del sistema de pago y de los tramos que recorran.
La medida se suma a la aprobada el pasado 15 de octubre para vehículos ligeros, habiéndose ampliado las ayudas desde el primer viaje, con rebajas del 15% en el primer recorrido y del 30% en el segundo a los usuarios habituales. Esta mejora entrará en vigor el 1 de noviembre.
Se busca así incentivar el uso de esta vía de gran capacidad frente a su única alternativa, la carretera N-630, de un carril por sentido a su paso por el Puerto de Pajares, reforzando la seguridad vial en los tramos más sensibles.
Desde la entrada en vigor del RD 604/2022, de 19 de julio, que bonifica un 40% el importe del peaje a todos los vehículos pesados, hasta el 30 de septiembre de 2024, se han bonificado 1.140.345 tránsitos de vehículos pesados, generando ahorros de unos 13,6 millones de euros”.
Si el Gobierno toma estas medias con el fin de “reforzar la seguridad en en los tramos sensibles del Puerto de Pajarés”, por mayores razones, si cabe, puede aplicarla también para garantizar la seguridad en la travesía de San Rafael. Eso para empezar. El objetivo es conseguir la gratuidad total de la AP-6.
Lo pedimos siempre que tenemos ocasión. Es de justicia y nuestra obligación reivindicarlo.
Y así, cuando tengamos que identificarnos para defender los nuestro o por cualquier circunstancia, diremos con elegancia, firmeza y tesón: “Yo, señor, soy de Segovia, la tierra del Acueducto y de los arrieros que transportaron sus piedras”.